Vómitos y delirios de un zarabandista

Juan el Zarabandista

miércoles, 13 de enero de 2010

CONSUELOS (delirios de ayer)

Hoy he tenido sentimientos elevados
en un lugar vacío sin seguratas,
con un amigo, bajo un cielo estrellado
donde recogí los frutos de mis erratas.
Rayito, luego relámpago de inspiración
que obliga a ir corriendo a escribir sin dilación.

Mientras no sea un Buda
sólo me quedan consuelos
y me estrello contra el suelo
para conocer más mi rostro,
descubrir mis niñas virtudes
y matar todos mis monstruos.
¡Qué difícil es escribir con sangre limpia
cuando estás acostumbrado a ser escrito con tinta!

Consuelos. . .
apoyos son los amigos
consuelo es la mujer,
juego donde gana una banca inexistente
y muchas veces toca perder.

¿Para qué buscarte, fémina ideal?
Si estas chicas me arrancan risas y sonrisas.
Recuerdo aún cuando te besé en misa. . .
Recuerdo cuando mi personaje preferido
era Napoleón;
yo era en lo vital aburrido
y en lo cultural un Platón;
pero eso acabó,
¡Yo jamás vendería a la mujer de mis sueños por un Imperio!
¡Ven conmigo, Josefina, Ariadna!
Que yo seré tu Baco,
cuéntame las desdichas que te da tu príncipe azul
y lame la droga de este sapo,
pero ábreme tu falda de tul,
Baco flaco, pero Baco. . .

Ahora prefiero a Jesucristo
me contaron las monjas que murió por mi. . .
¡jodida culpa!
Menos mal que no tengo la capacidad
de morir sin prejuicios por amor a la humanidad.
Yo, medio sabio,
tengo el destino de vivir y ser feliz.
No, no hay agravios;
quizá haya vida después del vivir
pero seguro la hay antes del morir.

Me aburrí de ser un Quijote. . .
¡si sólo sé que El Rubio es mi mote!

(Amigo, vamos a por otra litro
que hoy quiero dormir calentito)

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