Hubo una vez un tiempo en que admiraba a los poetas y quise ser uno de ellos, como antes admiraba a ciertos guerrilleros o filósofos. Pero con el tiempo mi eterno y sano desengaño se tornó contra ellos. No quiero más poetas con trajes ligeros y bonitos y de corazón vulgar, que se autoexcitan con el conformismo sin subir a las grandes alturas. No quiero más versos bellos, pues en su mayoría son un maquillaje, y eso es algo que me resulta demasiado fácil y débil. Yo escribo sobre la verdad,esa verdad de la maldad y de la destrucción de las barreras que llenaría de olas la tranquilidad del poeta que se atreviera a descubrirla. Quiero destripar mil poetas y escribir versos con lo más hondo de sus tripas, su cerebro y su corazón, para sacar lo mejor de ellos a la luz. Poetas que olvidaron ser salvajes, animales y libres, y se entregaron a sentimientos prestados de una imagen primeveral.
Ahora algunos vuelven a gustarme. . .
martes, 2 de marzo de 2010
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